No cabe duda que el partido de la Selección Mexicana contra Venezuela este miércoles nos mantuvo al borde de nuestros asientos, ya sea en la fila de la butaca, el sofá o la silla... total, somos aficionados de sillón, como muchos dicen. Y claro que lo somos, pero desde un sillón o una butaca, nuestra atracción hacia el Tri genera dinero, y quizás eso nos otorga el derecho de exigir, criticar y hasta creernos técnicos.

No hace falta tener un título de director técnico para darse cuenta de que hoy fallaron todos: jugadores y Jaime Lozano. Fue un buen juego en términos de dominio, posesión de la pelota y oportunidades frente al marco, pero si no hay gol, de poco sirve todo ese análisis positivo.

El eterno debate de los cambios también resurgió. Roberto Alvarado no fue tomado en cuenta, y bien pudo haber tenido minutos en el campo para darle mayor profundidad al equipo. Esta es quizás la queja más notable del partido.

Pero... ¿Y los jugadores? Nada que reprochar a César Montes, cuya lamentable lesión volvió a arruinar el esquema defensivo mexicano. Charly Rodríguez sigue sin estar en su mejor nivel, algo que se ha visto desde su temporada con Cruz Azul. Julián Quiñones y Uriel Antuna mostraron destellos de calidad, dejándonos con la sensación de que pueden dar más.

Santi Giménez y los demás delanteros, Alexis Vega, Memo Martínez y Chino Huerta, cargan con la enorme responsabilidad del gol, pero no lograron cumplir. Luis Chávez y Luis Romo, por su parte, estuvieron al nivel en la cancha. Sin embargo, el más notorio fue Orbelín Pineda, cuyo cobro del penal reflejó la actitud de una Selección Mexicana consentida, más preocupada por shows de bandas, comediantes y premios económicos que por el rendimiento en el campo.

El desempeño del Tri dejó mucho que desear. A pesar del dominio en el juego, la falta de contundencia frente al arco y las decisiones tácticas cuestionables de Jaime Lozano, la selección no pudo capitalizar sus oportunidades. Este partido subraya la necesidad de un replanteamiento en la estrategia y en la mentalidad de los jugadores.

Con información de Marca