El pasado 23 de abril, un nuevo episodio en la carrera política de Cuauhtémoc Ochoa provocó controversia en los círculos políticos y la opinión pública. Según lo publicado en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados, Ochoa presentó una solicitud para reincorporarse a su cargo como legislador federal, a partir del próximo primero de mayo. Esta acción ha suscitado críticas y renovado el debate sobre la ética y la integridad en la política mexicana.

Desde este espacio, hemos denunciado repetidamente la falta de integridad moral de Cuauhtémoc Ochoa, quien ha utilizado su posición política en beneficio personal en lugar de servir genuinamente a la comunidad. Su decisión de regresar a la Cámara de Diputados, tras haber solicitado licencia para postularse como candidato al Senado por Morena, resalta una vez más su falta de ética política.

Es importante destacar que ninguno de los legisladores federales que solicitaron licencia para participar en elecciones ha vuelto a ocupar su cargo mientras continúan en campaña. La actuación de Ochoa contradice los principios éticos básicos que deben regir la función pública.

Ochoa, quien iba como compañero de fórmula de Simey Olvera Bautista para el Senado, parece más preocupado por sus propios intereses que por el éxito de la campaña. Su regreso a la Cámara de Diputados plantea interrogantes sobre sus motivaciones y prioridades como político.

Además, Ochoa enfrenta acusaciones graves relacionadas con su gestión de un tiradero y planta de basura en San Pedro Cholula, Puebla. La clausura reciente de esta planta por la PROFEPA debido a la contaminación de los mantos freáticos y el daño ecológico subraya las preocupaciones sobre su conducta empresarial y su compromiso con el medio ambiente y la salud pública.

En Puebla y en Hidalgo, los ciudadanos están atentos a las acciones de Ochoa y exigen respuestas sobre las consecuencias de sus actividades empresariales y políticas. Su retorno a la Cámara de Diputados no solo cuestiona su integridad personal, sino también su respeto por el electorado y sus responsabilidades como representante público.

El próximo primero de mayo, Cuauhtémoc Ochoa regresará a su cargo como diputado federal, desafiando las normas éticas y demostrando una vez más su falta de compromiso con los valores democráticos y el bienestar de la sociedad que debería servir.

Con información de Expediente Ultra